¿Te has dado cuenta de que muchas veces justificas actitudes, palabras o situaciones que en el fondo te incomodan?
Es común intentar mantener la armonía, evitar conflictos o proteger vínculos, justificando lo que en realidad te está afectando. Pero cuando dejas de justificar lo que te hace daño, empiezas a ver con claridad lo que antes preferías ignorar. A continuación, hablaremos de cómo el acto de justificar a tu pareja puede nublar tu juicio, y no ver la relación tal y como es.

¿Por qué justificamos lo que nos lastima?
Detrás de la tendencia a justificar constantemente comportamientos ajenos o decisiones propias, suelen esconderse motivos como:
1. Miedo al conflicto
Callamos lo que sentimos y buscamos excusas para lo que nos incomoda, creyendo que hablar con honestidad solo traerá discusiones, distancia o rechazo.
2. Necesidad de aprobación
El deseo de agradar y ser aceptados nos lleva a minimizar nuestras emociones. Aceptando lo que no nos gusta para no parecer «difíciles», «intensos» o «egoístas».
3. Falta de límites claros
Cuando no sabemos cómo poner límites sanos, terminamos aceptando lo que no queremos y justificándolo para convencernos de que “no es para tanto”.
4. Dificultad para reconocer lo que sentimos
En ocasiones, estamos tan acostumbrados a soportar lo que duele que ni siquiera lo reconocemos como tal.
Consecuencias de justificar en exceso
Justificar lo que no está bien puede parecer inofensivo al inicio, pero termina afectando nuestra salud emocional y nuestras relaciones:
- Desgaste emocional: Sostener lo insostenible agota. Justificar lo que no te cuida genera cansancio interno.
- Confusión interna: A fuerza de justificar, puedes perder claridad sobre lo que realmente sientes o necesitas.
- Relaciones desequilibradas: Las personas que no te respetan seguirán aprovechando tu justificación constante.
- Pérdida de autoestima: Tolerar lo injusto en nombre de la comprensión puede hacer que te olvides de ti mismo.
Cómo dejar de justificar lo que no te hace bien
Si te das cuenta de que sueles justificar demasiado, estos consejos pueden ayudarte a empezar a soltar ese hábito:
1. Valida lo que sientes
Lo que sientes es válido, incluso si otros no lo entienden o no lo aprueban. No necesitas justificar tus emociones para que sean reales; sin embargo, muchas veces creemos que sí.
2. Pon atención a las señales internas
Si algo te incomoda, te agota o te hace sentir menos, préstale atención. El malestar no es debilidad, es información. No lo ignores ni lo minimices.
3. Aprende a decir “no” sin explicar tanto
No estás obligada a justificar cada límite. A veces, un simple “esto no me hace bien” es todo lo que necesitas decir. Y es suficiente.
4. Refuerza tu autoestima
Cuanto más te conoces, valoras y respetas, menos necesitas justificar tus decisiones. La seguridad interna te da libertad para ser tú misma sin dar tantas explicaciones.
5. Busca apoyo si lo necesitas
Hablar con alguien de confianza o iniciar un proceso terapéutico puede ayudarte a entender por qué tiendes a justificarte y cómo cambiar esa dinámica. No estás sola en esto.
Dejar de justificar lo que te duele no te convierte en una persona difícil, sino en alguien que se elige y se respeta. Reconocer lo que no está bien y poner límites es un acto de amor propio. Mereces relaciones donde no tengas que explicarte todo el tiempo para sentirte valorada. Si deseas saber más sobre el tema te invito a ponerte en contacto conmigo, estaré encantada de poder ayudarte.
Deja una respuesta