El hambre es una necesidad fisiológica que puede generarnos felicidad o hacernos sentir mal. Es bien conocido que los trastornos de ansiedad son los tipos más comunes de trastornos de salud mental en el mundo. Pero ¿cómo se si es hambre o ansiedad?
Conexión entre la ansiedad, el hambre y el sobrepeso
Muchas personas que padecen ansiedad han notado que aparte de los efectos psicológicos, los periodos de ansiedad y estrés vienen acompañados con cambios en el peso. ¿La razón? Varios estudios han revelado diferentes conexiones.
La más conocida es el aumento de los niveles de cortisol (hormona que ejerce efecto en prácticamente todos los órganos y tejidos del cuerpo). Esta molécula, también conocida como la hormona del estrés, es la única fuente de glucosa para el cerebro, por lo que busca conseguirla por todos los medios posibles. Esto incluye destrucción de tejidos, proteínas musculares, ácidos grasos y cierre de la entrada de glucosa a otros tejidos.
Todo este proceso deriva en que el organismo cambie al metabolismo catabólico. Este último nos es más que un proceso metabólico que degrada los nutrientes orgánicos y los convierte en productos finales simples para extraer la energía necesaria. Y uno de sus efectos más llamativos, es el almacenamiento excesivo de grasa como método de supervivencia.
Además, el cortisol suele estar acompañado de un aumento de insulina, que provoca un aumento del apetito. Al unir ambos efectos, las personas comen favoreciendo el aumento de grasa, cuya distribución va desde las extremidades hasta la zona abdominal.
Por otra parte, otras de las razones por las cuales el estrés y la ansiedad engordan, es que pueden llegar a generar una digestión lenta, lo cual redunda en el aumento de peso. Así mismo, la ansiedad puede ocasionar aumento de fatiga y falta de energías, hecho que no ayuda en la quema de calorías diarias e incluso varios de los tratamientos para la ansiedad generan fatiga, que se ha relacionado con un aumento de peso posterior.
Comer por ansiedad
¿Has recurrido a la comida para reconfortarte, aliviar el estrés o recompensarte? Cuando te sientes solo, tienes mucha carga laboral o estás deprimido ¿Pides una pizza o vas corriendo a la nevera por ese helado que tanto te gusta? Si has respondido afirmativamente, ten por seguro que has comido por ansiedad y no por hambre.
Está “comida emocional” es bastante común en las personas que padecen altos niveles de ansiedad. Puede que lo hayas hecho en busca de conseguir alivio, satisfacer una necesidad emocional o simplemente hacerle frente a la confusión interna que estás sufriendo.
Sin embargo, recurrir a la comida como medio de escape, no es un hábito saludable, y el hacerlo con regularidad resulta en aumento de peso y tu cerebro también se ve afectado. De hecho, y lo que es peor, es que aquellos que ceden al hambre por ansiedad, no solucionan su malestar y se sienten peor que antes de haber comido.
No obstante, querido lector, sin importar cuán impotente te sientas frente a la comida y tus sentimientos, tienes la posibilidad de hacer los cambios, para lidiar con tus emociones, vencer los antojos y finalmente dejar de comer por ansiedad.
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Diferencias entre el hambre y el hambre por ansiedad
Aunque puede ser un poco difícil diferenciarlas hay ciertas claves a tomar en cuenta para hacerlo. Estas son:
- Surge de repente: El hambre emocional es abrumadora, pero esta no aparece por medio de un proceso lento, sino que surge al instante. Además, exige una satisfacción instantánea.
- Deseo de alimentos específicos: Hay un dicho por ahí que dice “a buena hambre no hay pan duro”. Esto no aplica para el hambre emocional, que se refleja por el anhelo de comidas específicas, generalmente reflejadas en comida chatarra o refrigerios muy azucarados.
- Comes sin quedar satisfecho: Cuando se come por ansiedad, siempre se termina deseando más y más, hasta llegar a la incomodidad.
- No es el estómago sino la cabeza: El hambre física se ve reflejada en gruñidos o punzadas en el estómago, pero el hambre emocional está en la cabeza, en forma de pensamiento, olores y un sentir inexplicable de anhelo por ese alimento.
Causas del hambre por ansiedad
Para poder identificar cuáles son las causas de la activación de tu hambre por ansiedad debes de preguntarte ¿qué situación, lugar o sentimientos te llevan a refugiarte en la comida? Algunas de las causas más comunes son:
- Estrés: Si padeces de estrés crónico, tu cuerpo produce altos niveles de cortisol, que como ya se mencionó, desencadena los antojos de alimentos salados, dulces y fritos, pues son una rica fuente de energía y placer.
- Incapacidad de gestión de emociones: Al reprimir las emociones y no ser capaz de gestionarlas, redunda en querer evitarlas y a su vez escapar por medio de la comida. Esta comida suele ser una forma de silenciar temporalmente las emociones incómodas. Como es el caso de la ira, la tristeza, el resentimiento o la vergüenza.
- Relleno de vacío: Es un hábito muy común recurrir a la comida como medio salvavidas cuando nos sentimos solos o estamos muy aburridos. Piensa, ¿cuántas veces has empezado a comer, solo para tener algo que hacer con tu boca y tiempo? Este acto llega a distraer el problema base, como es el caso de falta de propósito o insatisfacción con la vida.
- Control excesivo: Algunas personas se someten a dietas adelgazantes estrictas, que provocan en ellas una ansiedad. Por tal razón, reprimir las ganas de comer en exceso, redunda en resultados no deseados.
- Hábitos: Puede que tus padres hayan premiado tu buen comportamiento con comida. Estos buenos recuerdos con tus seres queridos pueden inyectarte nostalgia y a su vez querer comer ese pollo tan delicioso de tu madre o simplemente ya ser un hábito, que se trasladó de la niñez a la adultez.
- Influencia exterior: ¿Cuántas personas no han salido para disminuir su estrés con una buena comida entre amigos? Esto no es un mal hábito, pero es fácil comer en exceso debido a que otros comen o porque simplemente no se quiere desperdiciar la comida.
¿Qué te ha parecido? Si te sientes identificad@ con alguno de estos síntomas y no sabes cómo abordarlo puedes contactarme. Acompañado siempre se trabaja mejor.
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