Por fuera pareces tranquila, resolutiva, incluso alegre. Pero dentro, tu mente no para. Te cuesta dormir, sientes un nudo en el estómago y una exigencia constante por hacerlo todo bien. Esta es la llamada ansiedad invisible o funcional: cuando nadie lo nota, pero tú lo pagas cada día.
En este artículo te cuento cómo reconocerla, por qué se mantiene y qué pasos puedes dar para aliviarla sin perder tu estabilidad.
Qué aprenderás aquí
- Cómo se manifiesta la ansiedad que pasa desapercibida.
- Mini ejercicios para reconectar con tu cuerpo y bajar la autoexigencia.
- Cuándo es momento de pedir ayuda profesional.
Qué está pasando cuando “funcionas” con ansiedad
La ansiedad funcional aparece en personas que rinden bien pese al malestar. Cumplen, sonríen, ayudan a todos… y por dentro sienten que se desmoronan.
El problema es que, como “todo parece ir bien”, nadie lo detecta (a veces, ni tú misma).
Esta forma de ansiedad no grita, se disfraza de control:
- Revisas todo mil veces para no fallar.
- Te cuesta desconectar, incluso en vacaciones.
- Duermes poco, comes rápido, sigues adelante.
- Sientes culpa por no “aprovechar” el tiempo.
En consulta, escucho frases como:
“No puedo quejarme, tengo un trabajo, una familia, todo bien… pero no estoy bien”.
La ansiedad invisible puede cronificarse y derivar en insomnio, agotamiento o somatización si se ignora. Identificarla pronto evita un colapso emocional o físico.
Mini ejercicios para aliviar la ansiedad funcional
1. Escaneo corporal (5 minutos)
Cierra los ojos y pasa tu atención lentamente por cada zona del cuerpo. No cambies nada, solo nota tensiones. Reconocer es el primer paso para liberar.
2. La pausa de 3 respiraciones
Inhala contando 4, retén 2, exhala 6. Repite tres veces. Es suficiente para que el sistema nervioso empiece a calmarse.
3. Diario breve de autocuidado
Cada noche, anota tres cosas:
- Qué me ha tensado hoy.
- Qué me ha calmado.
- Qué necesito mañana.
Esto entrena la autoobservación sin juicio, clave para romper el automatismo.
4. Ejercicio “¿y si fuera mi mejor amiga?”
Cuando te critiques (“no doy la talla”), pregúntate: ¿diría esto a alguien que quiero? Si no, cambia la frase por algo más compasivo.
Cuándo conviene pedir ayuda si tienes ansiedad
Cuando la ansiedad:
- Te roba el sueño.
- Te impide disfrutar de lo que antes te gustaba.
- Aumenta tu irritabilidad o sensación de desconexión.
No esperes al límite. En terapia, aprendemos a distinguir entre exigencia sana y autoexigencia tóxica, y a poner el cuerpo —no solo la mente— de tu lado.
Mini caso (anónimo)
Nerea, 38 años, madre y trabajadora. “Nadie lo notaba, pero yo sentía que me ahogaba por dentro”. Aprendió a parar antes del colapso, a reconocer su ansiedad y a permitirse descansar. Hoy vive con la misma responsabilidad, pero sin el mismo peso.
Reserva tu sesión exploratoria gratuita
Atiendo en Bilbao, Las Arenas, Algorta, Donostia-San Sebastián y también online.
Un espacio seguro para dejar de aparentar calma y empezar a sentirla de verdad.
Deja una respuesta